DIEGO MARIN

La increíble historia de Diego Marín Aguilera

Leonardo da Vinci nació y vivió durante el siglo XV (1452-1519), pero no posee ninguna vinculación directa con Diego Marín Aguilera (1757-1800), hijo de Narciso y Catalina.
Diego Marín Aguilera fue de esos genios que pasan desapercibidos en la historia.
El hecho por el cuál hoy en el siglo XXI no se conozca mundialmente la figura de este pastorcillo, es debido principalmente a que Coruña del Conde en los años en los que Diego Marín nació, estaba menos considerada que en la antiguedad y apenas nadie se acordaba de ella.
Aún así y gracias a algunos escritos y la tradición oral, hemos podido recuperar diferente información acerca de este personaje.
Parecido al personaje de Leonardo da Vinci, Diego Marín con 14 años ya realizaba preguntas muy peculiares y desarrollaba su intelecto notablemente, todo lo hacía con una de las bases físicas y tecnológicas necesarias para el desarrollo creativo, la observación.
En edad temprana, se quedó huérfano de padre.
En la familia eran 8 hermanos y Diego era el mayor.
Diego tuvo que tomar las riendas de la familia, y mientras su madre se dedicaba a cuidar y criar sus hijos, además de ayudar en las tareas del campo, Diego se pasaba largas tardes e incluso días con los rebaños de ovejas por los pastos cercanos al pueblo.
Quizás algún día se apoyara en la sombra de un árbol tumbado en el campo mientras las ovejas pastaban, cuando la sombra de un buitre o de un águila (bastante corrientes en estas tierras), le hizo distraer su atención hacia el vuelo de estas aves.
Seguramente y siguiendo sus inquietudes, se hiciera una nueva pregunta y un deseo... "¿cómo volarán estos pájaros?, ¿cómo pueden mantenerse majestuosa y silenciosamente en el aire?.
Me gustaría volar como lo hacen los pájaros".
Evidentemente no conocemos lo que pasaría por la cabeza de Diego, pero a buen seguro que no estamos muy desencaminados.
Diego se puso a pensar y pensar, y realizó algunos cálculos sobre el peso de las plumas, su volúmen, tamaño, dimensiones y el peso del cuerpo de las águilas y buitres.
Inventó unos cepos para cazarlas y fue extrayendo sus plumas y guardándolas a parte.
Combinando los cálculos simétricos del peso de su cuerpo con el de las águilas, y el de las plumas que iba a necesitar con el de las águilas, ideó un mecanismo que simulara el de las águilas.
Se trataría de un complejo mecánico con el cuál pudiera abatir las alas como lo hacían las águilas y los buitres, permitiéndole planear por el cielo.

Para construir su aparato volador, utilizó la maestría de su amigo el herrero, el cuál tenía cierta relación con una de las hermanas de Diego.
El artefacto estaba construido por madera, hierro, trozos de tela y plumas de las aves capturadas.
Tenía unos soportes para los pies y unas manivelas que accionaban los mecanismos del aparato con el cuál poder planear y redirigir el aparato.
Es de suponer, que el aparato inventado por Diego Marín, fuera lo más parecido a un águila o buitre, debido a su estudio sobre estas aves, a partir de las cuales se basó para crear su aparato mecánico.
La construcción de este aparato la mantenían en secreto tanto Diego como la hermana de éste y el herrero.

En el atardecer de San Isidro Labrador, el 15 de Mayo de 1793, se subieron a lo alto del Castillo con el aparato de su invención, y Diego, apoyándose y cogiendo con fuerza el aparato volador, se lanzó al vacío desde una de las zonas más altas del Castillo.
El comienzo debió de ser espectacular, notarse en el aire y manejando las riendas de ese artefacto como si fuera un caballo.
Sobrevoló los primeros metros y enfiló dirección a Burgo de Osma (Soria), lugar dónde quería llegar, pues tenía familia allí.
Pasó el río y tomó el rumbo pasando cercano a las Heras, el lugar en el cuál se depositaban los granos (cebada, trigo, etc) de las cosechas, utilizado hoy día.
Llegado a ese punto, cuando habría volado unas 430 yardas castellanas, uno de los pernios que sujetaban parte de una de las alas del mecanismo, se rompió y cayó en dirección al suelo.
Allí corrieron el herrero y su hermana, temiendo lo peor, pero encontraron a Diego con algunos rasguños y magulladuras por ese forzoso aterrizaje, y maldiciendo al herrero por su fallo a la hora de soldar ese pernio.
Diego pretendió nuevamente reconstruir el aparato, pero sus familiares no le consintieron esta acción.
Seguramente fuera condenado de hereje o de brujería por estas acciones, por lo que decidieron sin el consentimiento de Diego y aprovechando una ausencia de éste, quemar su artefacto, quemando así también, las ilusiones de Diego, la de poder volar hasta Burgo de Osma.
Dolido por cortarle precisamente las alas que daban rienda suelta a sus habilidades y deseos, cayó en una depresión y triste y abatido, falleció el 11 de Octubre de 1800.
Diego Marín no dejó ninguna documentación sobre su invento y fue enterrado en la Iglesia del pueblo, dejando sus bienes para las misas y otros actos de la parroquia.
Diego Marín Aguilera, vivía en una familia poco adinerada, pero quizás con los recursos necesarios para que Diego, pudiera cultivarse intelectualmente en algún arte. Este aspecto es hoy por hoy desconocido, pero el estudio de algunos historiadores y estudiosos de la figura de Diego Marín, acercan la posibilidad de que Diego, recibiera algún tipo de educación, aunque ésta, debió de producirse durante pocos años, ya que su padre falleció cuando él era aún un niño.
Diego era ante todo, un inventor, quizás su notable observación y su transparente discurrir, le permitía analizar los aspectos cotidianos de la vida desde otro punto de vista.
Así, Diego inventó un nuevo mecanismo que permitía hacer funcionar el molino del pueblo sobre el río Arandilla, construyó un aparato para aserrar mármoles en las canteras de Espejón que ha sido utilizado hasta hace pocos años, ideó un dispositivo para fustigar a las caballerías en las faenas de la trilla y construyó un mecanismo para fabricar paños.
Es posible que Diego realizara otras invenciones, pero éstas son las más conocidas o de las que se sabe a ciencia cierta que Diego contribuyó.
Como vemos, es la historia de un increíble personaje, que no teniendo las facilidades y posibilidades de educación de otros personajes como por ejemplo el conocido Leonardo da Vinci (o Lionardo da Vinci), han contribuido en hacer más fácil la vida de los hombres del pueblo de Coruña del Conde, y quizás si el invento de su máquina voladora, hubiera traspasado las fronteras, muchos intrépidos voluntarios no hubieran fallecido intentando emular a Ícaro, y quizás el vuelo ya hubiera existido desde hace dos siglos.

Hoy por hoy, Diego Marín Aguilera, es el precursor de la aviación, precursor olvidado por el mundo, pero recordado recientemente por el Ejército del Aire español, realizando en la villa de Coruña del Conde, diferentes homenajes en nombre de Diego Marín.